miércoles, 24 de septiembre de 2008

En un mundo de teclados

Es paradójico crear un blog y relacionarlo con la tinta.
Si Shakespeare, Molière, Calderón de la Barca, o cualquier otro gran maestro de la pluma, viera la frialdad con la que ahora escribimos, probablemente se llevaría las manos a la cabeza. O nos arrojaría un tintero a la nuestra, a lo mejor.
No es lo mismo, claro está. Tal vez sea por eso que ya no encontramos esas obras maestras de la literatura en la actualidad. Me paro a pensarlo, de vez en cuando. Antes el oficio del escritor tenía una magia de la que ahora carecemos. Ese momento, creo yo, ese en el que Shakespeare se mordía el labio, suspiraba y hundía con delicadeza la pluma en su tintero. Debió de ser ahí, viendo como su pluma se empapaba, escuchando el pausado goteo dentro del frasco, cuando Hamlet dijo “to be or not to be”. Quizás abrió los ojos de golpe, iluminado, y pegó tal brinco que manchó toda la mesa con el desastre de su pluma. Pero lo escribió, aunque fuera mil veces y con diez tachones por línea. Si algo está claro es que cuando los grandes se inspiraron, sus dedos manchados olían a tinta.
Hoy no. Sabemos, sin embargo que queda algún bohemio, que decide escribir a mano todo lo que luego va a pasar a máquina. Pero son pocos, e igualmente, terminamos todos cayendo en el hastío y recurriendo al recurso más rápido.
Nótese, por cierto, la cursiva en máquina, que siempre me divierte la típica frase de “pasar las cosas a máquina”. No, no nos engañemos. No pasamos las cosas a máquina. Las hacemos en el ordenador. Incluso la máquina tenía más magia que ahora. Con su característico sonido al teclear; martilleante, desquiciante. Mágico, como digo, a fin de cuentas.
Ni eso, conservamos hoy. Los teclados son suaves y cómodos, y no es el papel escrito lo que aparece ante nuestros ojos sino una pantalla blanca, fría, sobria. Y tenemos tal cinismo que nos molestamos en engañar al ojo con un rectángulo que pretende ser un folio. “Vista de impresión”, lo llaman. Curioso.
Pues bien, yo miro la pantalla. Miro, sí. Intento tocarla con mis dedos, pero no se empapan de tinta, ni las palabras se emborronan con el sudor de mi piel. No lo reconozco como mío, no siento que yo lo cree, no lo siento parte de mí. No es tinta, ni papel, lo que llega a mis sentidos cuando huelo el aire. Y no me duele el dedo índice por sujetar la pluma.
Me duele la vista, más bien. Y las dos manos –de ahí que diga ahí arriba que tengo las dos manos manchadas de tinta-. Tinta indeleble. Tinta fría.

Tinta invisible es lo que os dejo, lo que empiezo hoy. Delirios de una pluma sujetada con dos manos.
No huele, no sabe. Pero supongo que es lo que hay.

10 plumas:

elandroid dijo...

Los tiempos cambian, ya nada es lo que era, recuerdo tu frase la entrar en el Talgo a Castejón que dijiste. "Esta es la idea que tengo de tren" Perrdona que lo compare con esto pero, no se si me entiendes, hoy todo es más frio, sin sentimiento, sin olor a tinta, sin mis dedos manchados de tinta, sin esa novia asomada a la vntanilla del tren diciendo adiós al novio, sin esa pluma, sin esa maquina de escribir, hoy todos vamos en una pantalla deordenador.

Anónimo dijo...

Me parece muy interesante el tema que tratas. Y es que tienes razón en casi todo, Shakespeare se moriría otra vez. Pero no estoy del todo de acuerdo en lo que dices de frialdad. No me parece que sea más frío, más bien distinto. Yo cuando escribo lo noto mío, aunque lo haga en una servilleta de papel. La verdad es que también me gustaría vivir en una época pretérita, y escribir en pergaminos, pero es lo que nos ha tocado, y tampoco está nada mal, o ¿es que acaso Shakespeare podía hacer algo tan simple como borrar los errores? Además, si pensamos friamente lo de la tinta, que incómodo no?. Venga, que ahora sale mi yo de verdad, esto era una crítica. Creo sinceramente que donde esté el papel y el callo del dedo índice que se quiten los teclados de plástico. Siempre quedará algún romántico... ojalá tuviera la voluntad necesaria para escribir todo en papel, voluntad y tiempo.

Anónimo dijo...

Bueno Jara, no sé qeu decir. Que escribes genial? eso es obvio ¿qeu tu entrada es de lo más original y sorprendente? pues también. Pero lo qeu no me puedes pedir es que me ponga filosófica a la 1 de la mañana, porque ahora estoy demasiado cansada como para ponerme existencialista. Tiens qeu perdonarme Jara, lo mío con la escritura creativa es arbitrario, va con mi estado de ánimo.

Anónimo dijo...

Sigue así, seguramente la tinta estará en tu retina, todo permanece si se escribe, aunque sea en un ordenador

Anónimo dijo...

Efectivamente, ahora mismo estamos atados al sistema infórmatico que, si bien nos facilita ciertos pasos como maquetación y demás en todas las artes graficas (periódicos, novelas, etc...), no deja de robarnos ese espíritu que otrora saborearon innumerables personas. Y no sólo del mundo literario, sino cualquier epístola escrita a la luz de un candil, o incluso una circular de la corte de palacio... o los copistas de los monasterios, cuyos dedos terminaban siempre negros de tinta, y tanto juego ha dado para novelas como El nombre de la rosa

Ya no queda de esa magia, al menos tanta como habia anteriormente. Pero, efectivamente, siempre podremos coger un papel en blanco y emborronarlo con nuestros sueños.

Carlos.

Luis dijo...

Me ha encantado tu primera entrada. Podría pasar perfectamente por una columna de algún periódico o revista. Me tienes que enseñar como te salen esas frases tan chulas. Me imagino que en ese momento estarías inspirada ¿no?. Gracias por los ánimos que me has dado en el comentario de mi entrada. Mi intención no era que pareciera ni melancólico ni triste sólo quería expresar los sentimientos que en estas últimas dos semanas han pasado por mi cabeza. De verdad me han encantado tu entrada, está llena de frases profundas; déjame decirte, aunque creas que es muy pronto todavía, que vas a ser una buena periodista-comunicadora ¿vale? bueno jari un besazo.

Luisito

anna g. dijo...

Y es la gente como tú, Jara, que hace que el oficio de escritor aún mantenga su magia :D Seguiré leyendo todo lo que escribas con tu tinta, que lo sepas (que ilu encontrarte por aquí *///*)

(enseguida que ponga toda la parte de links y eso en el blog, te añado, vale? :D)

:*****!

©Javier Miranda-Luque dijo...

To web or not to web...

Los invito a asomarse a mi cibernovela MALDITA WEB, publicada hace un año ya en la red:

http://malditaweb.blogspot.com

¿De qué va?
Pues algo así como: Internet se ha convertido en la vanguardia más salvaje de interacción humana. Y es que el ciberespacio genera una nueva forma de estar juntos, burlando todas las fronteras de sexo, edad, profesión y ubicación geográfica. ¿Ficción, autoengaño, juego de roles, suplantación de personalidad? En su propia modalidad, la red entreteje su maraña en torno a la soledad y pasiones del individuo seducido por una tecnología que se instaló entre nosotros para quedarse. Con su cuerpo de múltiples opciones, personalizadas según las preferencias de cada usuario, ©MALDITA WEB prodiga placer digital, orgiástico, anónimo e instantáneo. “¿Dios existe en red?”, se pregunta uno de los personajes de esta cibernovela que se asoma con impudicia a los e-mails y salones de chateo, desnudando a los internautas. No en vano, la web es el escenario donde se viene escribiendo este jardín de las delicias obscenamente contemporáneo.

puri.menaya dijo...

Es bonito excribir de vez en cuando con pluma o con lápiz. Me gustaba antes escribir con lápiz, el grafito roza el papel, tienes más contacto con él, se escribe más despacio, pensando más. Pero el pensamiento a veces es más rápido, y para eso las teclas del ordenador son una buena herramienta. Piensa que ahora tenemos otro tipo de magia: ¿qué me dices de esa magia que hace que las palabras, por medio de la red, lleguen a tantas personas, que ni siquiera conoces?
Enhorabuena por tu nuevo blog.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Si te sirve de algo, yo utilizo un procesador de texto llamado Q-10, que emula el sonido del teclado de una de esas viejas máquinas de escribir. A quien se lo cuento suele parecerle una chorrada, pero a mí me encanta: convierte el acto de escribir en algo físico, como una ametralladora de palabras tratando de acertar a barcos que tal vez no existen. Además funciona como un mantra que te aísla de ese exterior molesto de timbres y vecinos, de todas las distracciones que cercenan el pensamiento y atragantan el discurso.

De todas formas, la versatilidad del teclado de ordenador proporciona una rapidez que ni la pluma ni la máquina de escribir se atreven a soñar. Para según qué escritores, para según qué temperamentos, para según qué estados de ánimo, resulta muy útil coordinar la velocidad de los dedos con la de las frases que hierven en el coco.

Lo importante no es el medio sino el contenido, y creo que los autores clásicos a los que te refieres utilizarían los mismos que utilizamos nosotros si vivieran hoy -y yo cada día me regocijo en que no lo hagan-.

Pasión. Honestidad. Belleza. Son tres cosas que nadan en tu post y que da igual que se exhiban a tinta, grafito o pixel.

Y no niego que sería más encantador encontrar tu escrito en mi buzón, dentro de un sobre, con letra manuscrita esforzada en seguir los renglones. Pero desengañémonos: no hubiera sucedido. No nos conocemos ni nos conoceremos nunca. Así que prefiero el placer de haber encontrado tu escrito.