martes, 9 de diciembre de 2008

Otra noche más...

Otra noche más revolviendo en la basura.
Resultas patético, ¿lo sabías? De madrugada, con tu camisa empapada apestando a alcohol, tus brazos metidos hasta los codos en las profundidades del contenedor. Incluso el gato raquítico que mordisquea tus cordones se reiría de ti si supiera lo que buscas. Tú mismo sentirías lástima si pronunciases en voz alta que andas persiguiendo a tu corazón en la basura. Aunque claro, estás demasiado borracho como para hablar, y demasiado vacío como para sentir nada.
Se veía venir. Sí, se veía venir, por mucho que tú quisieras creer lo contrario. Te dejaste absorber por el balsámico sueño del alcohol, por un par de ojos que sonreían mientras tú bailabas, por la calidez de sus brazos. Te quedaste con su ropa, y ella con tu corazón en su mesilla de noche. Al fin y al cabo, tú se lo entregaste.

Siempre lo haces. Cada maldita noche.
¿Por qué, imbécil? Joder. Debiste haber aprendido la lección el día en que te dijeron que la magia no existe. No tenías por qué seguir llenando tu corazón de falsas esperanzas para ahogarlo después en el fondo de una botella.
Primero, aquella estúpida ilusión por volar en un avión de papel y tinta. Te creías diferente, ¿no? Un visionario. Entregaste sudor y sangre a cambio de una utopía, y conociste a tu obsesión etílica perdido entre folios arrugados. Luego vinieron ellas. Una a una, prometiendo calor con sus sonrisas. Misma historia, mismo resultado. Una y otra vez. Musas para novelas que jamás escribirías.

Buscar inspiración en la barra de un bar es el principio del fin. Te lo dijeron, ¿recuerdas? Qué más da. A ti todo eso te daba igual. No escuchaste a nadie, porque nadie compartía tu sueño por volar.
Pero mírate ahora, “viajero”. Estás tan perdido que ni siquiera me encuentras. ¿No me ves? Estoy aquí, justo al lado del gato. Sucio y manchado, cansado de tanto nadar en alcohol y basura.
¿Por qué vienes a buscarme? No te engañes, no vuelvo para quedarme. Mañana me adormecerás en el consuelo de una falsa promesa, y volverás a sumergirme en un vaso de cristal. Eres tan infantil que ya ni me creo tus excusas.
Disfruta de la noche. La chica no volverá.
Feliz borrachera, iluso.

16/11/08

6 plumas:

Anónimo dijo...

¿Al final lo has subido? ¡Tu super relato pseudo-emo!! jejeje
¿Por qué todo lo que escribes está tan bien?
Besos

pi dijo...

Es de nuevo una historia que conmueve.Como siempre, bien escrita. Ya ves, no importa el género, te desenvuelves de maravilla.

ipar Haizea dijo...

Me encanta, aunque sabes que no aguanto a los emo, y esto te lo digo por lo deprimente que suena esto... pero a mi me gusta... como todo cuanto escribes, m tienes enganchadisima a tu blog... aunk eso ya lo sabes, y me encanta que de vez en cuando alguien me haga caso y os deis cuenta de que de verdad que actualizar de vez en cuando no mata... para matar hay otras cosas.
TK!

Anónimo dijo...

Envidio la serena naturalidad con la que escribes cosas tan rotundamente ciertas.

Anónimo dijo...

Electrón.

Jara Santamaría dijo...

Gracias por tu comentario, anónimo. ¿Te conozco? Un beso.